Por Virginia Delgado
13 de agosto de 2025El ayuno intermitente en días alternos no solo reduce la grasa corporal, también refuerza la memoria y la atención en personas con obesidad.
Así lo ha demostrado un equipo de investigadores del Instituto de Investigación Biomédica de Málaga (IBIMA Plataforma BIONAND), después de realizar un estudio a 96 adultos con obesidad (Índice de Masa Corporal entre 30 y 40 kg/m²).
Estas personas participaron en un ensayo clínico de tres meses de duración y se les dividió de forma aleatoria en tres grupos. Cada uno siguió una dieta hipocalórica diferente; una fue la mediterránea equilibrada, otra la cetogénica (alta en grasas y baja en carbohidratos) y la tercera de ayuno intermitente en días alternos (ADA). Los que se sometieron a esta última alternaban un día de ingesta habitual (sin restricción calórica intencionada) con otro de ingesta muy reducida (menos del 25 % de las calorías habituales).
Antes y después del estudio, publicado en la revista Gut, los participantes realizaron pruebas neuropsicológicas estándar para medir memoria de trabajo, velocidad de procesamiento, atención sostenida y control inhibitorio. Asimismo, los investigadores analizaron marcadores inflamatorios en sangre y secuenciaron la microbiota intestinal. “Para profundizar en los mecanismos de acción, se realizaron estudios in vitro con microglía (principal célula de defensa cerebral) derivada de células sanguíneas de los pacientes ADA antes y después de someterse a la dieta, así como trasplantes de su microbiota en ratones de laboratorio”, explican los científicos.
Finalizado el ensayo, el equipo de investigadores comprobó que todos los participantes tuvieron pérdidas de peso, pero los del grupo de ayuno intermitente fueron los que mostraron mayor rendimiento cognitivo en distintas pruebas a las que fueron sometidos. “Además, los niveles de marcadores de inflamación sistémica disminuyeron significativamente, lo que sugiere un potente efecto antiinflamatorio añadido a la mera pérdida de grasa”, añaden.
En cuanto a la microbiota, el ayuno intermitente reconfiguró la comunidad bacteriana, disminuyendo géneros relacionados con respuestas inflamatorias crónicas y neurotoxicidad. Por otro lado, aumentaron géneros productores de ácidos grasos de cadena corta (como butirato), conocidos por fortalecer la barrera intestinal y modular la actividad de las microglías cerebrales. “Los experimentos en animales confirmaron que la transferencia de esta microbiota mejoró la ‘limpieza’ de residuos neuronales y redujo la activación proinflamatoria de la microglía debida a la obesidad, un efecto que no pudo replicarse con la mera administración de cuerpos cetónicos”, explican los científicos.
El doctor Francisco J. Tinahones, uno de los responsables del estudio, ha señalado que los hallazgos rompen con la visión tradicional de que solo importan las calorías. “La misma pérdida de peso puede tener repercusión sobre la salud diferente en función de la estrategia utilizada para conseguirlo”. Por su parte, la doctora Virginia Mela, también encargada de la investigación, ha manifestado que el patrón de ingesta basado en el ayuno intermitente, al remodelar nuestra comunidad microbiana, “produce señales químicas que viajan por el eje intestino-cerebro y regulan directamente la función de las células inmunitarias en el cerebro”. Por ello, otra de las investigadores responsables del ensayo, la doctora Isabel Moreno-Indias, ha subrayado que el ayuno intermitente en días alternos “es una estrategia asequible y culturalmente adaptable. No exige suplementos ni alimentos exóticos, solo alternar jornadas de ingesta normal con días con ayuno o ingestas muy reducidas”.
Los investigadores consideran que el ayuno en días alternos podría incorporarse, bajo la supervisión de un profesional de la salud, en la rutina de quienes busquen mejorar su rendimiento cognitivo en actividades diarias, así como en poblaciones de mayor riesgo neurodegenerativo. Por ello, han comenzado a colaborar con nutricionistas y neurobiólogos para diseñar lo que han denominado “programas de nutrición de precisión para el cerebro”, que integran ADA con intervenciones personalizadas basadas en el perfil de microbiota de cada individuo.